LUIS ERNESTO GÓMEZ



Entrevista a José Antonio Abreu
Director Fundador de la Fundación del Estado para las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela
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“El talento sin horizonte, involuciona, se pierde, se destruye. El talento con horizonte puede surgir. El talento musical juvenil e infantil de Venezuela es inmenso. Pero si queremos estimular la creación, debemos abrir un horizonte, a través de la aplicación de una política orgánica de estímulos a los creadores.”


Luis Ernesto Gomez / Noviembre, 2008

Compositor y Director de Orquesta formado en la Escuela de Santa Capilla dirigida por el maestro Vicente Emilio Sojo, trabajador e impulsor infatigable de la cultura venezolana, fue Ministro de la Cultura y Fundador del movimiento de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, que ha dejando en alto el nombre de Venezuela en los escenarios internacionales. De palabra concisa y pausada con sus frases certeras, se toma unos momentos en su inmensa agenda de trabajo para reflexionar sobre la situación y la necesidad del compositor de música de arte en Venezuela.
L.E.G.- ¿Cuál el papel social del compositor de música de arte?

J.A.A.- La función social deriva de la tarea misma esencial que realiza el creador: expresar en términos estéticos el acontecer del hombre, del tiempo, del espacio en que actúa y sobretodo de la identidad como pueblo que representa.

L.E.G.- ¿Cree usted que el oficio del compositor pueda realizarse de manera profesional, que sea algo más que un hobby y que sea un medio de vida?

J.A.A.- En el mundo entero está ocurriendo así.
La tecnología moderna pone al alcance del compositor una serie de instrumentos que facilitan y agilizan su labor. Todos los centros musicales más importantes del mundo consolidan en una estructura con miras al fomento de la creación musical hacen uso plenario de esa tecnología.
Indudablemente que hay, por la naturaleza misma del arte, como un mundo absolutamente libre. Hay compositores que no quieren hacer uso de otro instrumento que no sea su propia imaginación, hacer su trabajo manualmente, y estar en un ambiente aislado y silencioso. El compositor actual tiene todas las posibilidades, aún cuando su técnica compositiva fuese más bien convencional, a utilizar los instrumentos de la tecnología para apoyar su oficio profesional.

L.E.G.- ¿De qué manera el compositor de música de arte puede integrarse a la sociedad?

J.A.A.- En primer lugar, a mi juicio, el compositor de música de arte debe ser un investigador. Un compositor que no esté suficientemente informado acerca de las corrientes estéticas prevalecientes en su sociedad, la razón de esas corrientes, los fenómenos que inducen la creación de la música a nivel de la juventud, del pueblo, de los sectores humildes, por ejemplo, no está en condiciones de apreciar la esencia nacional.
Aún cuando se trata de épocas muy anteriores, basta leer la historia de la música del siglo XIX, para apreciar que los grandes maestros de la época estuvieron todos apasionados absolutamente por el descubrimiento y la investigación de su propia música, hicieron un uso intensivo de sus formas folklóricas, convivieron con el campo, convivieron con la clase popular, disfrutaron de forma cercana su propia música, amaron la música de su pueblo y por eso pudieron expresarse en forma sublime a través de formas elevadas y elaboradas de composición.

L.E.G.- ¿El compositor se forma y ejerce su oficio para expresar la sociedad en la cual vive?

J.A.A.- Para expresar la sociedad y por supuesto, no solo para eso, sino también para expresar su ideal de una nueva sociedad. El compositor puede adoptar una actitud de protesta ante la sociedad en que vive y soñar una nueva sociedad y su música puede expresar ese sueño, sin aprobar realmente la sociedad y el tiempo en que está viviendo, ni con su pasado, sino más bien aludiendo un futuro distinto. Esa es una posibilidad.
Hay también otra inmensa corriente de jóvenes creadores que desechan todo lo actual, todo lo pasado y piensan en un mundo inimaginable, y sin embargo, expresable en términos invisibles a través de la música, en base a ese mito futurista que en todo joven existe, y que sueña con una sociedad diferente, sueña con mundo distintos.
Incluso, el contacto del hombre con el espacio exterior ha abierto un mundo de nuevo totalmente en la composición, porque la tecnología especial ha penetrado el misterio del sonido cósmico. A través de la exploración del espacio, se percibe una misteriosa dimensión sonora y hay compositores que investigan exclusivamente ese fenómeno. Las grabaciones que los astronautas realizan en el espacio exterior, de esos extraños y bellísimos sonidos, de esas sensaciones sonoras que capta la nave espacial, hoy en día, son materia prima importantísima para la elaboración de nuevas formas musicales y nuevos lenguajes, especialmente en el campo coral.
De manera pues que la expresión del tiempo y de la música actual no limita, no exhaustiviza el campo del compositor. Hay gran campo de posibilidades.
Queda además la inmensa posibilidad de retrotraer la imaginación a los períodos más arcaicos, a la música más primitiva, que también se ha investigado. Grandes musicólogos han investigado la música de los tiempos prehistóricos, la música de la protohistoria, la música del neolítico, y a través de las danzas y de la tradición oral parte de esas músicas se han trasmitido, incluso la música de las civilizaciones antiguas.
Por ejemplo, en la iglesia copta en Egipto, trasmite una música que se aplicó al credo copto en la era cristiana, pero que procedía en el fondo del culto de Amón en Tebas. Esa es la música que luego fue traducida al texto cristiano que acompañaba las solemnidades litúrgicas.
Es decir, todo ese background que tiene que ver con el pasado más remoto de la humanidad, más la intuición del porvenir, más la revelación del espacio exterior eso también forma parte de la vivencia actual del compositor.
Las posibilidades son infinitas. El arte es infinito. El arte es una ventana al infinito.

L.E.G.- ¿Cree usted que el pueblo de Venezuela debe tener acceso a la obra de los compositores activos de su país?

J.A.A.- Sin duda alguna, y es tarea del Estado promover esa difusión. Pero promoverla de manera pedagógica. No puede ser una difusión anárquica, sin sentido. Debe haber una metodología, para que la difusión alcance a todas las capas sociales, especialmente a los niños, en las escuelas. En las escuelas primarias debe fomentarse desde muy temprana edad, claro, promoviendo la familiarización del niño con el mundo musical venezolano y a través de esos ritmos y esas melodías, el niño comenzaría a iniciarse en el lenguaje musical. Para mí, la mejor iniciación en el lenguaje musical es la que procede del aprendizaje y de la práctica de los sonidos -y las danzas- de su propio pueblo.

L.E.G.- ¿Qué puede implementarse para que la música llegue al pueblo de Venezuela, que tengamos un público formado, cultivado, que no esté expensas de la música comercial?

J.A.A.- Crear conjuntos orquestales y corales en cada región, en cada localidad, muy próximos a la familia, que esos niños, esos jóvenes, que vienen de esas familias son los mejores difusores de la música en el seno de sus comunidades. Entonces, es imposible, sin crear los conjuntos de intérpretes, sin multiplicar los intérpretes en la base social, es imposible penetrar profundamente la sociedad.

L.E.G.- El esfuerzo sostenido por el movimiento de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela durante 33 años, liderado por su persona, ha impulsado que el movimiento sinfónico venezolano sea de primerísima línea, reconocido nacional e internacionalmente, ¿Cómo integrar al compositor de música de arte en ese movimiento tan importante del país?

J.A.A.- Para ello, primeramente, el movimiento orquestal y coral del país debe promover numerosos concursos en todos los niveles y géneros para permitir la más amplia participación posible del joven creador. Desde luego estos concursos deben tener una premiación. El Estado debe apoyar a través de un Fondo de Estímulo a la Creación, la difusión de estos modelos, de estos concursos. De tal forma, sea incluido tanto el compositor popular como el compositor académico.
Si no se tiene un fondo para el creador con qué se puede ofrecer obras de encargos para los compositores venezolanos. ¿A quién le corresponde hacerlo? Al estado.
El Estado no puede estar a saga, no puede estar a la espera, sino más bien a la ofensiva, él mismo creando el Fondo de Estímulo a la Creación y estableciendo pautas para que haya acceso a los recursos para estímulo a la creación. Eso es evidente.

L.E.G.- Si el Estado instituyera el Fondo de Estímulo a la Creación, que usted menciona ¿Cómo estructuraría los apoyos institucionales a los compositores, estableciendo una diferencia entre compositores jóvenes y consagrados?

J.A.A.- Pienso que debe ser algo absolutamente abierto. Unos jurados competentes deberían precisamente imaginar las fórmulas más adecuadas para estimular todo tipo de creación, a todo tipo de generación, tanto a joven creador como al creador adulto, a los ganadores de los Premios Nacionales, como a los compositores latinoamericanos. Yo creo que no deberíamos encerrarnos en una cápsula xenófoba, pensando que América Latina no es una vasta cultura musical y deberíamos pensar estos modelos en términos latinoamericanos. Mucho más ahora cuando la Cumbre Iberoamericana ha abierto la posibilidad de la creación del espacio musical iberoamericano, que incluye la composición. Países como España, Portugal, América Latina y el Caribe podríamos reunirnos para producir un inmenso estímulo para encargos, para la formación de compositores y la aplicación de la tecnología de la informática moderna a la composición musical.

L.E.G.- ¿Cómo estructurar los encargos de tal forma que beneficie a la orquesta y al país?

J.A.A.- Hay que tener un estudio del repertorio musical venezolano tal como está concebido y tal como está publicado. De esta manera, obtener las lagunas que sería conveniente llenar en los próximos años con obras y géneros aún no suficientemente cultivados. La Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela hace constantemente esa evaluación y encarga de una manera sistemática obras que hacen falta. Por ejemplo, Conciertos para violín y orquesta prácticamente sobran en el repertorio pero para trompeta y orquesta no, para fagot y orquesta son escasos, para tuba y orquesta son escasos, para órgano y orquesta son escasos. Nosotros sabemos cuáles son las deficiencias en el repertorio, sabemos cuáles son las obras que hay que encargar prioritariamente, y en esa forma, el sistema orquestal juvenil programa sus encargos. Ese mismo criterio, análogo, lo debería aplicar el Estado para programar los encargos y concursos de composición, para llenar las lagunas históricas que quedan. Evidente.

L.E.G.- ¿Qué criterios utiliza a los hora de realizar los encargos de composición de música de arte? ¿solicita algún perfil estético, de la forma musical, o criterio, a la hora de encargar una composición?

J.A.A.- No estoy de acuerdo con solicitar un perfil estético detallado en un encargo de una obra musical. A lo sumo, podría por ejemplo, si queremos estimular el género sinfónico-coral vamos a encargar una obra en conmemoración del aniversario solemne de la independencia de Venezuela que viene, por ejemplo, ese puede ser un criterio, puede ser una obra que tenga características nacionalistas importantes, se pueden señalar algunos rasgos, pero no programar al detalle la composición porque sería una falta de respeto con la creador y a la concepción misma de la composición.
Uno criterio puede ser solicitar composiciones para celebrar acontecimientos históricos, y otro para inspirar a los jóvenes y a la vez para entrenar a las orquestas y los coros. Los Conciertos para Orquesta, por ejemplo, compuestos ex – profeso como obras muy difíciles son un estímulo para todos intérpretes. Por ejemplo, nosotros tenemos en Venezuela una excelente conjunto de metales, llamada Metalamérica, y hemos encargado a Marlos Nobre una fanfarria contemporánea latinoamericana brillantísima y muy difícil, para que sea un reto para los muchachos intérpretes y que sea estrenada en territorio venezolano.




Debería estimularse una organización de compositores, estimular la participación de los creadores en su propio desarrollo, estimular que el creador haga propuestas, las discuta, tenga la posibilidad de debatirlas e imponerlas, porque si no caeríamos en una creación que es producto de una pauta burocrática fría, eso sería esterilizar la creación. Que exprese sus ideas, las discuta, sea escuchado.

L.E.G.- En los años 1997-98, en la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho hubo un Compositor en Residencia, que es un modelo que se ha implementado en algunas orquestas europeas y estadounidenses…

J.A.A.- Sí, Claro, la figura del Compositor en Residencia se ha implementado a nivel mundial…

L.E.G.- Si pudiéramos pensar en que se implementara la figura del Compositor en Residencia en Venezuela, ¿Cómo sería la interacción del Compositor o compositores en Residencia con los intérpretes, el director y demás integrantes de la orquesta?

J.A.A.- El compositor en residencia tiene que llegar a un acuerdo. Si a la orquesta le interesa un determinado trabajo de creación a lo largo del año, el compositor en residencia es el indicado para realizarlo. Por ejemplo, si a la orquesta le interesa en un año cultivar nuevo repertorio de obras seccionales, por ejemplo, de obras para conjunto de maderas, de obras para conjunto de percusión y obras para conjunto de metales, se contrata al compositor en residencia ese año para montar tres obras para cada sección y eso sería su residencia ese año, la composición de doce obras seccionalizadas. Eso podría ser.

El compositor en residencia de la orquesta también tendría que asistir a los ensayos, tendría que estar en contacto con la orquesta, darse cuenta del nivel de la orquesta, percibir las dificultades que son vencibles y las que no son vencibles, y adaptar su obra a las necesidades técnicas de la orquesta. Bueno, eso lo hacían también los compositores en el siglo XVIII, adaptaban su obra a los músicos disponibles y a la destreza técnica imperante.
Por ejemplo, Bach pudo escribir el solo de trompeta del Concierto de Brandemburgo porque disponía de un trompetista de alta calidad que podía tocar el solo. Ese solo solamente lo podía interpretarlo un trompetista de inmenso virtuosismo. Bach pudo componer para esa realdad musical que lo rodeaba.
El compositor tiene que integrarse a la realidad musical de su país sino estará en el aire, o es demasiado sencilla y a la gente no genera un interés o es demasiado difícil y pone él mismo la obra fuera del alcance de los músicos.

L.E.G.- ¿Qué riesgos implica invertir en la composición de música de arte en Venezuela?

J.A.A.- Si no se dan las condiciones institucionales necesarias para organizar el trabajo del compositor y garantizarle un trabajo estable, la perspectiva es muy débil y muy poco estimulante. Si se da, por el contrario, esas pautas, esas normas, y hay una decisión del Estado para organizar un Sistema de Estímulo al Compositor, al Creador, y que sea consensual, que se consulte a los compositores, a las sociedades de creadores, que se escuche las propuestas de los maestros veteranos y también de los jóvenes, en esas condiciones sí podría darse un inmenso desarrollo de la creación en el país.

L.E.G.- ¿Qué deja de ganar un país cuando no se invierte en la composición músical de sus creadores?

J.A.A.- Pierde personalidad, pierde gravemente la posibilidad de afirmarse frente a otros países, frente a otras culturas como una auténtica potencia musical. Desestimula a sus creadores y también a sus jóvenes intérpretes porque empobrece el patrimonio musical del país. Nos pone a ser simplemente una cultura tributaria del repertorio que otras culturas manejan, que otras culturas promueven a través de las grandes casa editoras y las grandes orquestas vinculadas con esas casas.

L.E.G.- ¿Qué valores se impulsan si se promueve la música de arte de compositores activos del país?

J.A.A.- Muchas posibilidades de hacer surgir el talento, de abrir caminos al talento. El talento sin horizonte, involuciona, se pierde, se destruye. El talento con horizonte puede surgir. El talento musical juvenil e infantil de Venezuela es inmenso. Pero si queremos estimular la creación, debemos abrir un horizonte a través de la aplicación de una política orgánica de estímulos a los creadores.

L.E.G.- Si se realizara una inversión bien conducida a la composición en Venezuela por parte del Estado, ¿cómo incide en el nuevo repertorio de la música venezolana?

J.A.A.- Si se encargan y se publican las obras, inmediatamente, se pone a disposición del sistema orquestal un inmenso acervo de repertorio de sus compositores. Eso no tiene discusión.

L.E.G.- ¿Qué se puede idear para superar los abismos que existen entre el interprete y el compositor, y la sociedad con el compositor?

J.A.A.- Debería estimularse una organización de compositores, estimular la participación de los creadores en su propio desarrollo, estimular que el creador haga propuestas, las discuta, tenga la posibilidad de debatirlas e imponerlas, porque si no caeríamos en una creación que es producto de una pauta burocrática fría, eso sería esterilizar la creación.
Que exprese sus ideas, las discuta, sea escuchado.

L.E.G.- ¿Cómo ve usted la orquesta del futuro con sus compositores? ¿cuántos tendría? ¿cómo los rotaría?

J.A.A.- Dependerá del criterio de cada orquesta. Habrá orquestas en el mundo que no tenga ningún interés de tener compositores en su servicio, otras sí, quizá.

L.E.G.- ¿Cuál es la ventaja para una orquesta que tenga unos compositores a su servicio? Si una orquesta tiene sus compositores fijos o residentes, ¿qué ventajas le brindaría?

J.A.A.- En un país joven es mucho más factible que las orquestas sinfónicas asuman la responsabilidad de estimular al creador, de establecer un régimen de composición por encargo permanente o el régimen de compositores en residencia. Los países desarrollados también lo hacen pero fundamentalmente las universidades.

L.E.G.- ¿Qué modelos pudiéramos tomar en el mundo, según su experiencia?

J.A.A.- Podría estudiarse algunos modelos en Francia, Estados Unidos, ahora España, Argentina y Brasil, México, y Venezuela ha tenido también un repunte importante. La idea genérica es establecer un sistema de diálogo de participación permanente, no esporádico, ni demagógico, entre el Estado y el creador.

L.E.G.- Hablando de la vocación del compositor, se dice que el compositor compone por necesidad expresiva, aún cuando no tiene trabajo estable en el oficio de la composición, él saca tiempo donde puede, se trasnocha por escribir, ¿son necesarios los encargos en un país si el compositor de todas maneras compone?

J.A.A.- Sí son necesarios. Porque las orquestas deberían tener una programación repertorial adecuada a las necesidades del medio y a las circunstancias históricas y entonces, tendría que haber unas ciertas direcciones fundamentales en las obras de encargo, una política hacia cubrir necesidades por ejemplo.

L.E.G.- Debido a la presión social de los países que todavía no tienen desarrollado el oficio del compositor como una actividad profesional, los compositores generalmente tienen que dedicarse a otras actividades para sobrevivir y hacer tiempo a duras penas para componer, ¿Qué hacer para cambiar esa realidad en Venezuela?

J.A.A.- El Estado es al que le corresponde cambiar esa realidad.
Tiene haber un sistema de bolsas de trabajo, eso está en todas partes del mundo. Hay que crear un Fondo de estímulo a la creación que reviste de mil formas. Hay que estructurarlo. Eso es parte de la visión fundamental de un Ministerio de Cultura.

L.E.G.- Uno de los abismos que hay entre el compositor y el intérprete es la parte editorial, las ediciones musicales. ¿Cómo hacer para impulsarla de tal manera que beneficie a los compositores, a las orquestas y al país en general?

J.A.A.- El Estado venezolano acaba de fundar una imprenta gigantesca, la Imprenta de Cultura, que ha publicado grandes tirajes de libros de literatura latinoamericana. Sería muy fácil adaptarlo algo así para la música. La imprenta está ahí, ya se constituyó, hay una capacidad inmensa de publicación.

L.E.G.- En el Ministerio de la Cultura, existe la Fundación Editorial El Perro y la Rana que ha publicado una inmensa cantidad de libros. ¿Cree usted que hay que realizar un esfuerzo editorial similar para la música en Venezuela?

J.A.A.- Debe hacerse.
El Instituto Vicente Emilio Sojo, creo yo, podría promover una fórmula similar.

L.E.G.- ¿Cómo convencer al Estado para que apoye a la edición musical tanto como lo ha hecho con la edición literaria?

J.A.A.- El gremio de compositores tendría que activarse y organizarse para eso.

L.E.G.- ¿Cómo califica un país que invierte en sus creadores?

J.A.A.- Un país futurista y creador. ●

Caracas, Noviembre 2008.

Site de la Fundación del Estado para las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela